
El pasado 10 de Febrero se cumplió un año del tristemente celebre sistema del transporte de Santiago, Transantiago, el cual no solo se a constituido en un permanente dolor de cabeza para el actual Gobierno, sino que además ha representado la ineptitud y la desidia de una coalición que completara en Marzo de 2010, veinte años en el poder.
Lo anterior, sumado a los ya conocidos casos de corrupción que han afectado a altas instituciones públicas, los fallos de proyectos emblemáticos como Ferrocarriles y el mal manejo que el Gobierno de la Presidenta Bachelet ha realizado de temas tan sensibles cono la Seguridad Pública, el crecimiento económico y el conflicto Mapuche han llevado a instalar cada día con mas fuerza la idea de la necesaria alternancia en el poder, la cual tendría su expresión en un cambio de Gobierno desde la Concertación a la Alianza por Chile en las próximas elecciones presidenciales de Diciembre de 2009.
Sin embargo, ¿ podemos hablar que la Alianza tiene asegurada la derrota de la Concertación y por ende del Gobierno?, ¿Podemos hablar de una alternancia automática? La experiencia de las últimas elecciones presidenciales de 2005 (y el negativo resultado de las elecciones municipales que tuvieron lugar un año antes), sumado a la incapacidad por parte de la oposición de llevar un candidato único y la falta de un proyecto común, significo la derrota de una elección que hasta hace algunos meses se consideraba segura.
Esta amarga lección, debe llevarnos a proyectar con cautela una eventual victoria de nuestras ideas ante una Concertación, que aunque crecientemente fragmentada, dividida y que pareciera estar entregando “en bandeja” la opción presidencial a la Alianza; se ha caracterizado por un fuerte instinto de sobrevivencia y de conservación del poder, en donde la practica del intervensionismo electoral ha sido una practica casi común por parte del oficialismo.
Lo Anterior, sumado a la prueba decisiva que serán las elecciones municipales de Octubre próximo, debe llevarnos a plantar los siguientes elementos, entre las que se encuentran:
Que la Alianza por Chile genere los mecanismos que permitan contar con un candidato único para las elecciones presidenciales. El llevar nuevamente e dos candidatos demostró que la votación entre los candidatos de la UDI y Renovación Nacional no es traspasable automáticamente. Un candidato de unidad entre ambas colectividades debe ser una de las premisas básicas, no descartándose un proceso de primarias que otorgue mayor legitimidad al candidato que emerja de este proceso.
Generar un conjunto de propuestas que representen los valores e ideas de la Alianza en su conjunto. La ausencia de ideas populistas o demagógicas que pretenden atraer nuevas votantes ha demostrado no solo ser ineficaz en este propósito sino que incluso a alejado al votante mas conservador que vota tradicionalmente por la Alianza. La construcción de una plataforma que represente nuestras ideas y valores debe ser una base fundamental para que el o la candidata de nuestro sector represente realmente nuestros sueños de un país mejor.
El evitar un clima divisiones y disputas al interior de la Alianza y que sean potencialmente explotadas por la Concertación debe convertirse en un factor fundamental para la buena convivencia entre ambos partidos, respetando sus legitimas diferencias, ambos partidos deben resaltar la unidad de propósitos en torno a lograr un cambio de régimen en nuestro sistema político y generar así una nueva mayoría.
Finalmente el desarrollo de una política de fiscalización a los actos y acciones del Gobierno, especialmente al uso de fondos públicos en época de campañas debe ser continuada por los partidos y dirigentes de la Alianza para así asegurar su mal uso especialmente en el marco de las próximas elecciones municipales.
Solo en el marco de un proyecto que refleje el pensamiento y valores de los miles de militantes, simpatizantes y adherentes de nuestro proyecto de Sociedad Libre, se lograra derrotar a la Concertación, mas que ha través de un “desalojo”, a través de una propuesta que haga de nuestra patria, una sociedad mas libre y justa.
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Lo anterior, sumado a los ya conocidos casos de corrupción que han afectado a altas instituciones públicas, los fallos de proyectos emblemáticos como Ferrocarriles y el mal manejo que el Gobierno de la Presidenta Bachelet ha realizado de temas tan sensibles cono la Seguridad Pública, el crecimiento económico y el conflicto Mapuche han llevado a instalar cada día con mas fuerza la idea de la necesaria alternancia en el poder, la cual tendría su expresión en un cambio de Gobierno desde la Concertación a la Alianza por Chile en las próximas elecciones presidenciales de Diciembre de 2009.
Sin embargo, ¿ podemos hablar que la Alianza tiene asegurada la derrota de la Concertación y por ende del Gobierno?, ¿Podemos hablar de una alternancia automática? La experiencia de las últimas elecciones presidenciales de 2005 (y el negativo resultado de las elecciones municipales que tuvieron lugar un año antes), sumado a la incapacidad por parte de la oposición de llevar un candidato único y la falta de un proyecto común, significo la derrota de una elección que hasta hace algunos meses se consideraba segura.
Esta amarga lección, debe llevarnos a proyectar con cautela una eventual victoria de nuestras ideas ante una Concertación, que aunque crecientemente fragmentada, dividida y que pareciera estar entregando “en bandeja” la opción presidencial a la Alianza; se ha caracterizado por un fuerte instinto de sobrevivencia y de conservación del poder, en donde la practica del intervensionismo electoral ha sido una practica casi común por parte del oficialismo.
Lo Anterior, sumado a la prueba decisiva que serán las elecciones municipales de Octubre próximo, debe llevarnos a plantar los siguientes elementos, entre las que se encuentran:
Que la Alianza por Chile genere los mecanismos que permitan contar con un candidato único para las elecciones presidenciales. El llevar nuevamente e dos candidatos demostró que la votación entre los candidatos de la UDI y Renovación Nacional no es traspasable automáticamente. Un candidato de unidad entre ambas colectividades debe ser una de las premisas básicas, no descartándose un proceso de primarias que otorgue mayor legitimidad al candidato que emerja de este proceso.
Generar un conjunto de propuestas que representen los valores e ideas de la Alianza en su conjunto. La ausencia de ideas populistas o demagógicas que pretenden atraer nuevas votantes ha demostrado no solo ser ineficaz en este propósito sino que incluso a alejado al votante mas conservador que vota tradicionalmente por la Alianza. La construcción de una plataforma que represente nuestras ideas y valores debe ser una base fundamental para que el o la candidata de nuestro sector represente realmente nuestros sueños de un país mejor.
El evitar un clima divisiones y disputas al interior de la Alianza y que sean potencialmente explotadas por la Concertación debe convertirse en un factor fundamental para la buena convivencia entre ambos partidos, respetando sus legitimas diferencias, ambos partidos deben resaltar la unidad de propósitos en torno a lograr un cambio de régimen en nuestro sistema político y generar así una nueva mayoría.
Finalmente el desarrollo de una política de fiscalización a los actos y acciones del Gobierno, especialmente al uso de fondos públicos en época de campañas debe ser continuada por los partidos y dirigentes de la Alianza para así asegurar su mal uso especialmente en el marco de las próximas elecciones municipales.
Solo en el marco de un proyecto que refleje el pensamiento y valores de los miles de militantes, simpatizantes y adherentes de nuestro proyecto de Sociedad Libre, se lograra derrotar a la Concertación, mas que ha través de un “desalojo”, a través de una propuesta que haga de nuestra patria, una sociedad mas libre y justa.
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